31 de julio de 2009

Perros: tres diferentes


Es temprano y camino siguiendo un grupo de perros. Son tres, van del otro lado de la avenida y no se parecen entre sí. Juegan o se pelean, o juegan a que se pelean mientras avanzan haciendo altos para olfatear bolsas de basura, o árboles y ruedas de autos donde dejar señales. Último va uno blanco con manchas marrones claras. Destella de limpio y es el más bajo de los tres.

Una nena pasa entre los animales llevando de la mano a su hermano menor que se suelta de repente y corre. Una carrerita corta para abrazar al petizo pulcro. Ha echado los brazos alrededor del cuello de su amigo y lo retiene apretado como si fuera suyo, como el que quiere a más no poder.

Los perros parecen ver ángeles o dioses donde nosotros vemos niños, se entregan a ellos con una especie de vergüenza o resignación. Este abrazo dura unos segundos eternos. Los otros perros la hermana y yo miramos la escena, porque no hay mundo fuera de esto.

Hasta que lo suelta y parte a reunirse sonriente con su hermana. Todo vuelve a funcionar. Los autos pasan delatando el frío por sus escapes, los hermanos siguen su viaje de la mano, los perros se alejan, convertidos en gacelas locas, y yo camino en otra dirección por una calle lateral. Mis labios siguen en silencio, pero con una sensación agradable.

27 de julio de 2009

Tengo un dudor

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Me costó un Perú
(o un huevo, sí)
encontrar 5 canciones para obsequiarle a Mmelulú,
para su viaje.

La música que escuchamos,
qué dice de nosotros?

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26 de julio de 2009

Teníamos un be eme



Año 1989. Hiperinflación, caos y este chico que llega a Córdoba atraído por lo que le faltaba en Rosario: ríos transparentes, aire puro, montañas, clima seco y un amor.


En la foto no posamos para exhibir lo excelso de nuestro vestuario sino para mostrar el no flamante BMW (se aprecia el simbolito). Días felices en los que lo importante era que nos arrancara. En cuclillas a mi lado, el morocho que sería hasta hoy, mi socio y amigo. Los otros, quién sabe en qué andarán.



Etapa de mi vida bautizada como "Morrison años finales" o "Charles Manson acriollado". Nótese la presencia de pintorescas botas salteñas en meus pés.

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24 de julio de 2009

La nieve me trae reflexión


Al salir a la calle no se ve así, pero en estos días hubo nieve. En casa poco, unos copos ligeros como plumas de ganso quemaron plantas en el patio. Pero lo cierto es que con los fríos he notado que algunas cosas en casa han cambiado.

A la mañana, antes de salir al mundo, campeonato intrahogareño de "atrape a Ratita y mándela al polo". Son casi cinco minutos de correrla por la casa, porque me voy, y a ella no le gustan las piedritas sanitarias, ni a mí sus "hojitas".

Duermo en el living, donde ahora tengo una cama chica y estufa que -puede decirse- escupe magma gaseoso. En mi pieza tropecé con unos pingüinos, así que decidí clausurarla. Ratita recibió la mudanza con abnegación, y como no duerme conmigo le improvisé camastro con un saco piyama que dejó una ex medio femme fatale, al pantalón lo uso también pero no para dormir, nada mejor que desnudito.

Ya van dos veces que intento usar el agua y me doy con que no sale. Porque se congelaron los caños. Y tengo que buscar con un balde en la canilla del patio. La escena no es pintoresca en absoluto. Salgo con una frazada y mientras espero que se llene mi recipiente, hago unos saltitos entre graciosos y desesperados. El tratamiento criogénico no me deja pensar mucho en si puedo ser visto desde alguna ventana; antes que convertirme en estalactita, elijo ser Plin-Plin ocasional.

No vivo en las altas cumbres, donde los charcos son, en estos días, una piedra más, pero la forma en la que lo climático altera mi rutina, tiene algo de vital. Este mano a mano con la naturaleza es lo que queda de nuestro pasado cavernícola, tan sepultado. Entonces, por unos días me limpio de tanta civilización amortiguadora, y habito el primitivo que hay en mí.

22 de julio de 2009

Tarde pero encontré

El regalo
Es cierto que a los quince años
quise ser marinero,
pero recién a los treinta y seis
fui empujado hacia el mar,
y cumplí los treinta y siete
no en el mar sino entre cerros,
y Dios me regaló de cumpleaños
una mañana de mirar el agua
en el medio de un río,
y nunca vi un regalo igual de cumpleaños,
tanta luz, tanta piedra y agua, tanto ruido...

Héctor Viel Temperley, de Plaza Batallón 40 (1971)

Para Una, (Unitaaaa) que cumplió años hace unos días, con cariño.



21 de julio de 2009

Un mundo a nuestro alcance


Últimamente he notado
-que me sublevan los motecas escape libre que aceleran cerca mío.
-que debo reír de alguna forma rara, porque llama la atención.
-que las palomas pueden llegar a ser muy agresivas.


Descubrí además
-lo mucho que me gusta dar buenas noticias.
-lo cerca que estoy de agarrar otra vez la guitarra.
-que mis hornallas tienen distintas voces, se nota cuando cantan a coro.

Y en estos días vi
-un pato en un jardín, muy desorientado.
-la ciudad, hermosa y nítida después de llover, bajando a pie hacia casa.
-al padre de un amigo, en un sueño, haciéndome con las manos que espere.
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19 de julio de 2009

La palabra tag y sus derivados

Fui taggeado para este juego en el que uno declara seis cosas que lo hacen feliz. Me lo pasan LCL y Lady B. Gracias chicas. A ver, soy feliz:

si alguien me dice que me quiere o me doy cuenta
cuando madre me cuenta que vendió muchos zapatos
cuando me invade la inspiración
al volver a casa mirando techos
cuando algo por fin me sale
nadando

Como llegué tarde al juego, y la mayoría de mis blogs conocidos ya lo recibió, dejo abierto (hago la gran Lulú) a quien lo quiera tomar y seguir. Esto me pasa por lento.

El lugar de mi lado oculto


Convivo con el caos y lo dejo ser, pero de una manera especial. Mi necesidad de ver las cosas en su lugar es, al igual que mi forma de caminar, reír, o dar la mano, parte de mí. Una que no creo necesario cambiar. Entonces viene A y dice que soy ordenado, no sé si como crítica o elogio. Le contesto que hace mucho le descubrí un secreto a mi prolijidad, y la llevo a que conozca unas piecitas que están separadas de casa por el jardín.
Cuando todavía estaba viviendo en Rosario tenía un Peugeot 404 azul. Esto es veinte años atrás, días en los que conocí a la chica por la que viajaría más seguido a Córdoba, para luego quedarme. Como era para mí algo más que un medio de transporte, lo cuidaba mucho, y por lo general estaba impecable. Mi vida era también bastante prolija y ordenada. Una vez fui a la terminal a buscar a mi cordobesa y pidió guardar un bolso en el baúl del auto. Le dije que mejor lo llevábamos en el asiento de atrás. Aceptó sin preguntar y partimos, pero ella era (y es todavía) de las que no se quedan con dudas. Cuando llegamos bajó y se fue derecho hacia el baúl; me pidió que lo abra. Lo hice, la miraba intrigado. Repasó con la vista ese day after de Sarajevo, Hiroshima y Dresden que por algún motivo era mi baúl. Sonrió y me dijo: así que acá es donde escondíamos el desorden? A veces me la cruzo por la calle, siempre me olvido de contarle que le debo ese descubrimiento.

14 de julio de 2009

Nuestro peor enemigo es otro


Cuando en un jardín vemos pequeños montículos de tierra sobre el césped y no son hormigueros, estamos en presencia del grillo topo. Se lo conoce más por este tipo de daños que en persona (en insecto, sería).

Conté con la visita de unos grillo topo hace un par de años y al principio hice como si nada. Luego mi preocupación comenzó a crecer junto a la cantidad de monticulitos, hasta que un día decidí consultar en una página sobre la forma de controlarlo, es decir, cómo matarlos. Una señora muy amable me explica que se comen las raíces del césped, por eso es que además de los montículos también vemos amarillentamento de superficies verdes. Preocupada me escribía sobre el terrible daño que pueden llegar a hacer. Le hago notar -todo en un cordial mail- que el daño, en todo caso, es accidental ya que según leí, prefieren el alimento de tipo animal. Son omnívoros, sí, pero se alimentan de vegetales (las raíces del césped y otras) sólo cuando no hallan el de origen animal (microorganismos). Le escribo sobre la necesidad de ahuyentarlos o aislarlos de alguna manera. La señora se pone ninja y me redacta una diatriba en contra de los insectos, la necesidad de exterminarlos, el peligro social que representan como plaga, etc. "En todos los sitios dice que se comen las raíces" me sentencia. Y es cierto, preferimos matar antes que investigar. Así estamos.

Los terminé haciendo salir de sus casitas con agua jabonosa. Bien diluído, el jabón o detergente sólo los deja atontados. Así los saqué del jardín, hechos unos idiotas. Algunos palmaron, está bien, pero la mayoría viajó a los márgenes del Suquía, a conocer la vida ribereña.

Y nada más. Si hay anécdota, es bastante obvia. En realidad creo que el post es más bien un intento desesperado de mi cerebrito por recuperar el protagonismo que mi cuerpo le quitó en el anterior.


12 de julio de 2009

el pez por la boca muere


Y tantísimas más opciones para este post, donde por supuesto las palabras no son lo importante. La verdad, en un momento dije: me conocen bastante más por dentro que por fuera, famoso no soy, por qué no subir la foto?

Para no precipitar las cosas, elegí una en la que pueden apreciarse los resultados del nado sincronizado, y de profundidad. No es de hace 15 años, no hice ningún pacto, como diría una amiga: soy sanito.

10 de julio de 2009

Recuerdo del recuerdo



Hoy mientras iba en cole al trabajo, un sacudón me trajo el recuerdo de un recuerdo. La escena transcurre hace unos meses camino a un cumple.

El coche lleva gente de pie y parece que estamos atrasados. Yo no tengo apuro, voy con auriculares, ajeno. Hemos tomado otro recorrido y es de noche, nos acabamos de meter en un barrio espeso. El chofer tuvo que desviar por algún motivo pero está perdido, ya mi música son los comentarios alarmados de los pasajeros. Descienden un par, en la nada, optando por la muerte rápida. Anónimas recriminaciones vienen desde el fondo, el hombre sigue. Una señora se ubica detrás de su asiento y le habla al oido. Parece estar contándole un secreto. Al fin nos encaminamos, atrasadísimos como vamos ahora, el conductor considera que morder los cordones en las esquinas tiene lo suyo. Hay cruce de miradas de temor. También silencio y esta sensación, la del vaivén.

El vaivén de hace tres años terminó con la caída del coche piso y medio sobre un costado del camino de ripio, en Bolivia. Ileso porque así debió ser, quedé con un instante como secuela. El momento exacto en que supe que caíamos, que el mundo se inclinaba demasiado.
Mi cuerpo ahora, entre bandazos, recordó lo que mi memoria había tragado, la imagen/sensación extraña y cortísima antes del impacto.

Shohei Imamura, en su película La anguila, tiene un texto relacionado. Un hombre mata a su esposa infiel, la cose a puñaladas. Pasado un tiempo, ya purgada su condena, algo le hace notar que aunque logró olvidar un poco las imágenes, sus manos no olvidaron la sensación de haber matado. Algo así era. Es linda la película.

7 de julio de 2009

La madre de las incomunicaciones


Podemos decir muchas cosas de las comunicaciones permanentes. Pero prefiero contar algo sobre las dificultades que a veces me trae el predictivo.

Respondo mensaje a madre que preguntó cómo estaba después de mi regreso a las actividades físicas. Las que suspendí un mes. Porque sí.

Le contesto que me duelen hasta las pestañas. Hay claridad y no veo que pestañas, en el predictivo, usa los mismos caracteres que peruanas.

"Bien, pero me duelen hasta las peruanas".
La respuesta:
recién se va la chica alemana y ya tenés peruanas?

Y nunca se sabe cuándo habla en serio.
Se aceptan errores similares, hay muchísimos!

6 de julio de 2009

No nos ahoguemos en un vaso de agua!



Porque bien saben que en el blog no se tratan temas de actualidad, ésta, es una curiosa excepción. Y es que quise comprar barbijos y no conseguí. Por suerte, visitando el blog de Chicaenminifalda encontré la solución al conflicto por el desabastecimiento. Puede que allí se vea mi modelo exclusivo.
En la foto, Cece nos dice que sólo tuvo que pensar dos veces antes de salir a la calle con su barbitanga.

4 de julio de 2009

También extranjeros

El secreto

Dos niñas descubren
el secreto de la vida
en un repentino verso de
poesía.

Yo que no conozco el
secreto escribí
el verso. Ellas
me dijeron
(a través de un tercero)

que lo habían encontrado
pero no qué era
ni siquiera
qué verso era. Sin duda

ahora, más de una semana
después, han olvidado
el secreto,
el verso, el nombre del
poema. Las amo

por encontrar lo que no
puedo encontrar,
y por amarme
por el verso que escribí,

y por olvidarlo
y así
mil veces, hasta que la muerte
las encuentre, puedan

descubrirlo otra vez, en otros
versos
en otros
hechos. Y por

querer conocerlo,
por

asumir que hay
tal secreto, sí,
por eso
sobre todo.

Denise Levertov

3 de julio de 2009

Porque jugar nunca hace mal

Un juego! Marie me apuntó para un juego bloggeril, veamos como es:

1) Agarrás el libro que tenés más cerca.
2) Lo abrís en la página 161.
3) Buscás la 5º frase (completa).
4) Citás la frase en el blog.
5) Pasás el post a otros 5 blogs.

Meto la mano en el cuarto donde está la biblioteca (sin prender la luz) y que sea lo que sea. Sonamos. Tiene 159 páginas!! Vamos con otro. Éste va. Vigilar y castigar de Foucault. En la página solicitada, la quinta frase es:

La primera para los que no tienen noción alguna de dibujo; se les hace recopiar unos modelos, más o menos difíciles, según las aptitudes de cada cual.

No cambia nuestras vidas esto que cité, pero creo que el juego busca eso, cualquier frase.
Los cinco blogs:

Peccata minuta
Madamelulu
Ungramodelocura
A la que te criaste
Empiezo el lunes

En realidad cualquiera de mis visitantes puede jugarlo. Avanti!

Fonéticas? shés!

Meses atrás vivió conmigo una alemana. De vuelta de un viaje por el sur me contó que en una hostería de El Calafate vio un cartel muy gracioso. Después se volvió a su país. Hace poco recibió una imagen que está en el sitio del Proyecto Cartele, dice que era algo así. Click en la imagen para ampliar. La foto original en este vinculito.

1 de julio de 2009

Primer corto desencantado

Desde que llevo una libretita para anotar las geniales ideas que me asaltan por la calle, sucede lo mismo que cuando decidimos salir con paraguas.