4 de diciembre de 2009

decir algo simple

Gracias! Gracias! Estoy muy emocionado con mi cumpleaños virtual! Oh ustedes no saben cuánto me alegran la vida con estas cosas, me gustaría poder contestarle a cada uno, pero sigo con poco tiempo para bloggear como corresponde. Les cuento cortito cómo fueron los festejos.


Primero los regalos. El sanatorio decidió regalarme en el mismísimo día de mi cumple el traspaso de madre desde terapia a la sala general. Un regalo con sorpresa porque resultó que en la habitación que le asignaron moraba una pobre mujer con problemas intestinales severos, que requería constantes cambios de pañales. Así que con la Cahen D'anvers trucha huíamos a refugiarnos a un pasillo con ventanal que había en el piso, yo le llevaba el soporte del suero y le contaba cosas de la zapatería para distraerla, no era recomendable que a madre le diera por vomitar. Ella me regaló, como pudo pobre, su cariño y su congoja por no poder hacerme una torta, lamentaba que yo tuviera que estar allí, en ese sanatorio que era lejos, peor que la clínica del Dr Cureta. (y no es el Pami, se llama Julio Corso, hasta parece chiste)

Hubo actividades recreativas también. Luego de plantar un reclamo para que la saquen de esa habitación infernal, tuve que salir a buscar unas vendas ortopédicas en alguna farmacia 24hs, ya que era tarde y nadie me había avisado que madre debía usarlas. Al llegar jadeante con el trofeo, una enfermera me informa que estamos necesitando toallas porque se imponia un baño, claro, cuánto hace que no se baña esta mujer?... pero ayayay ahorita mismo tengo que cruzarme todita la ciudad, pana?


11:30: vuelvo agotado a casa recordando cumpleaños anteriores y sus distintos festejos. Y me acordé de ustedes! así que me propuse celebrar con mis amigos virtuales. Como no tenía a nadie a mano para sumarlo a esa hora, compré unos de miga, una cerveza, y encaré para casa. Llego y veo luz en la pieza de Carca (de Carcamán, el marido gagá de madre que no es mi padre) que como siempre, está mirando tele en la cama. Entro y le anuncio con firmeza que es mi cumpleaños y lo invito a festejarlo. Carca medio que no reacciona, pero cuando empleo las palabras mágicas sánguches y cerveza, allí, en la penumbra, apenas iluminado por el tele, su rostro se convierte en el de un Gremlin en pepa. Mientras ponía la mesa pensaba si él recordaría que, meses atrás, habíamos festejado el suyo de esta manera. Pero no le pregunto, me imagino que una vida sin recuerdos puede llegar a ser -en cierto punto- algo más que llevadero

Y ahí brindé con ustedes, amigos, seguidores seguidos, vecinos, compinches, (el término es genérico, porque la mayoría son mujeres!) el cumple número 45 no sé si tuvo el clima de mis anteriores, donde siempre andaba en los detalles de la organización (la invitación con tiempo, qué tipo de fiesta, la comida, la música), pero si hay algo seguro es que no se me va a olvidar así nomás. Besos, abrazos, y por supuesto, lágrimas...se me vienen los 50!


Sigo en Rosario, pero si la evolución de madre sigue siendo buena (ya está en casa de una amiga!) en breve vuelvo a mi vida, y a poder venir más seguido. Hasta pronto!