24 de abril de 2009

Tinta roja

No tengo poemas míos para subir, mi proceso de escritura es muy lento y estoy aprendiendo. Pero está esto que surgió esta mañana mientras le contestaba un mail a Laura Wittner. Laura escribe hermosos poemas (se pueden leer algunos aquí y aquí), y en el mail ella me contó una anécdota sobre su escritura. y descubro que se parece a algo que me pasó hace unos años. Lo copio del mail: Cuando vine a Córdoba a vivir (soy de Rosario, me mudé en el 89) empecé a trabajar en un pub. Se había hecho un grupo de amigos/as clientes. Una de ellas estaba conflictuada y escribió una carta dirigida a un hombre imaginario donde contaba sus pesares. Decía sentirse poca cosa, sola y medio perdida. La carta llegó a mis manos no sé por qué y yo le escribí una respuesta, recuerdo que usamos tinta roja. Le puse no sé qué cosas acerca de los ciclos de la vida y el momento en que todo comienza a verse más claro, etc, no sé mucho más, pero sí que era una inyección de optimismo. Dejé ese trabajo y esas amistades. A los 10 años más o menos me cruzo a la chica y después de la sorpresa inicial, ella abre su billetera y me muestra mi carta. Me dice que su vida había cambiado a partir de eso que escribí, y que todos estos años esperó poder encontarme para agradecer... Esto aparece justo cuando vengo preguntándome si mi escritura tiene algo, hace algo en las personas. Sigo sin saber, pero recordar el episodio me emocionó y fue una linda sensación: que mis palabras lograran ayudar de esa forma. Quizás todavía cada tanto abra su billetera y eche un vistazo a esa hoja arrugadísima ya, escrita con rojo, veinte años atrás.

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