
Quise hacer una crónica sobre Romy Schneider porque me acordé de una película en la que ella trabaja junto a Michel Piccoli que se llama Las cosas de la vida. Ahí me entero (eso que uno sabe y luego olvida) de que murió en circunstancias algo trágicas a los 43, después de perder a su hijo David en un accidente doméstico. Romy fue famosa por la trilogía de Sissi (la hartaron con el personaje de la emperatriz) pero después encaró otro tipo de cine. La película de la que hablo fue dirigida por Claude Sautet, es la primera de cinco en la que ella trabajara y, a mi ver, un hermoso lienzo del cine francés de los 70. Los vínculos entre los personajes empiezan a armarse hacia atrás, ya que lo primero que vemos es el terrible accidente automovilístico que sufre el protagonista. Esta elección (que anula los efectos sorpresa y golpe bajo) cuenta además con el mérito de ser una de las escenas de accidentes mejor filmadas en la historia de cine. Intensa pero sin morbo ni espectacularidad. Película melancólica y reflexiva. Se hizo una remake con Richard Gere y Sharon Stone que Hollywood tituló Entre dos amores. Un espanto.