
Sigue lloviendo y estoy acostado boca arriba, con los ojos abiertos. Por el hueco de la puerta entra la claridad de la mañana. Estoy ausente recorriendo con la vista una fisura que surca la superficie del cielorraso. No hay lámpara que cuelgue, ni podría haberla porque falta el hueco. Este detalle, sumado a la ausencia de puertas en los dormitorios, da a la casa aspecto de estar todavía en construcción.
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Adela está en silencio y escucho su respiración, es la de quien duerme. Su cabeza descansa con la oreja pegada a mi pecho, justo en el lugar del corazón. Qué podrá soñar con esa música en su oído. Tambores de gran tamaño, constantes, lejanos. Muevo delicadamente el brazo que quedó de ese lado para apoyar mi mano sobre su cabeza. El rubio ceniza de su pelo se mueve ondulando con el ritmo de mi respiración, son rulos muy pequeños. Detengo mis dedos en la superficie voluminosa y mullida. Emite una queja dormida. Si la despierto es muy probable que empecemos todo otra vez. Los ciclos encadenados de calma y euforia. La calma: íntima y silenciosa, la euforia: desordenada, imprevisible.
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Las escenas que animan su cuerpo y el mío, están cada vez más iluminadas, y son cada vez más irreales. Quién es esta mujer? no es la pesadilla de persona que conocí anoche, dedicada casi por completo a descalificarme. La que está ahora extendida sobre mí, descansando su biología extenuada tiene risa contagiosa, piernas de raso y movimientos felinos. Dónde estaba todo esto? Escucho movimientos en la pieza donde duerme Carla, su amiga. Ya debe ser hora de levantarse, pero yo quiero seguir dentro de este sueño, mientras miro el techo rajado.
Se abre la puerta del juzgado nº 8 y sale Adela junto a la abogada demandante. Me dice que entre con mi socio, que hay papeles para firmar. Luego sabré que mi ex empleada aspira a montos exorbitantes para concertar un arreglo. Me lo dice en pocas palabras y con su habitual tono despectivo, mientras vamos transitando pasillos hacia la salida. Tribunales parece una universidad, y los juzgados, pequeñas cantinas donde se agolpa la gente para comprar un apunte o sacar unas fotocopias. Mi socio va a buscar el auto y me quedo a solas con Adela, me pregunta si tengo planes para el fin de semana.
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